
Ejerce su apostolado misericordioso y redentor con los jóvenes extraviados en diversas escuelas de reforma. En dicho ministerio muestra poseer dotes naturales no comunes para la educación de la juventud desadaptada. Los últimos años de su vida los pasó en el convento de Nuestra Señora de Monte Sión, de su pueblo natal, dedicado incansablemente a su ministerio de impartir el catecismo a los niños, fundar escuelitas nocturnas gratuitas para ellos y a obras de caridad.
Su figura pequeña, viejecito pero ágil y simpático, rodeado siempre de niños, visitando a los enfermos y encarcelados y llevando alimentos a escuelas pobres y humildes, hacen su figura sumamente atractiva y amable.
Expulsado de El Convent, juntamente con toda la fraternidad, el 20 de julio de 1936 hallaba piadoso refugio en casa de una sobrina María Llópez, hasta el 4 de agosto en que es recluido en la cárcel del pueblo. Al amanecer del 18 de septiembre, juntamente con el P. Ambrosio y P. Valentín, Fr. Modesto y Fr. Francisco, es asesinado en el lugar denominado La Fuente de la Mantellina, en terreno de Monserrat, Valencia.
El perfil espiritual de Fr. Recaredo nos lo presenta como un hombre sencillo, humilde, cordial, amable y sumamente franciscano. Que posee un gran espíritu de minoridad y se caracteriza por ser un religioso piadoso, rezador, muy observante en su vida religiosa y muy trabajador en su apostolado con los jóvenes.
Fray Recaredo es una verdadera florecilla franciscana del convento de Nuestra Señora de Monte Sión de Torrent.
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