La Sierva de Dios Serafina nació en Ochovi, Pamplona-Navarra (España), el 6 de agosto de 1872, y fue bautizada con el nombre de Manuela Justa.Era hija de Hilarión Casimiro Fernández y Juana Francisca Ibero.
Creció en una familia numerosa profundamente cristiana, sencilla y trabajadora, que vivía pobremente. Fruto de este
ambiente surgieron las vocaciones de dos capuchinos y dos terciarias capuchinas.
La respuesta de sus padres refleja el talante de la familia:
“si tenéis vocación,
id a servir al Señor...”
La niñez de Manuela Justa transcurrió feliz y tranquila, rodeada del cariño de los suyos. Frecuentaba la escuela del pueblo, que alternaba con trabajos domésticos y los juegos propios de la edad.
En el Santuario de Montiel (Benaguacil), a los 15 años, el 8 de mayo de 1887, ingresó en la Congregación, recién fundada por el Padre Luis Amigó.
Fue admitida al noviciado el 14 de mayo de 1890, y cambió su nombre de pila por el de Serafina María de Ochovi. Hizo su primera profesión el 14 de mayo de 1891 y sus votos perpetuos en 1896.
Su vida religiosa se desarrolló pacífica y normal, cumpliendo ejemplarmente los oficios que la obediencia le señalaba, en la enseñanza de niñas huérfanas, en la postulación para el sostenimiento de las mismas, o en cualquier faena doméstica.
Fue consejera general seis sexenios consecutivos y superiora.
La hermana Serafina fue muy amada por sus hermana de congregación, a causa de su caridad para con todas, por su ejemplaridad en la observancia y por su talante paciente, comprensivo y humilde.
Era amante del trabajo y de los más necesitados. En todas sus acciones sobresalía su gran sentido de justicia, la rectitud y el cuidar todo hasta el mínimo detalle.
De carácter serio, firme y franco, sin doblez, su mayor placer le venía dado en la oración ante el Santísimo Sacramento.
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