
Era hija de Antonio Quintana y Luisa de Argos, y fue bautizada con los nombres de Petra María.
Creció en una familia ejemplar que se distinguía por su laboriosidad y por la vivencia de los compromisos cristianos. Pasó la juventud ayudando a la familia en las labores propias de la casa y del campo. El Señor la probó desde muy joven: a los 14 años perdió a su madre.
Este triste hecho la condujo a suplirla en los quehaceres de la casa, en el cuidado de sus hermanos más pequeños y en la ayuda a su padre en las faenas agrícolas.
Joven muy piadosa, perteneció a la Tercera Orden de San Francisco.
Religiosa Terciaria Capuchina
El 8 de mayo de 1889, con 23 años, ingresó en la Congregación, en el Santuario de Benaguacil (Valencia).A los pies de la Virgen María se convenció de que Dios la quería para Él.
Vistió el hábito el 1 mayo de 1890, cambiando el nombre de Petra María Quintana por el de Rosario de Soano.El 14 de mayo de 1891, hizo su primera profesión en el convento de Masamagrell
el 14 de mayo de 1896, sus votos perpetuos.Desempeñó con dedicación los servicios que la obediencia le encomendara: superiora y consejera general, maestra de novicias y limosnera de puerta en puerta.
Desempeñó con dedicación los servicios que la obediencia le encomendara: superiora y consejera general, maestra de novicias y limosnera de puerta en puerta.
La Hermana Rosario poseía un carácter alegre y afable, a la par que don de gentes.
Era acogedora, sencilla, humilde y austera, cualidades que se notaban en su amor especial por los más pobres y necesitados.
Con esfuerzo, constancia y tesón fue adquiriendo sus conocimientos intelectuales, los propios de aquella época.
Sobresalía en el espíritu de fe, práctica de la caridad, fidelidad a Dios y al prójimo. Y en su profunda devoción por la Eucaristía.
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